REFLEXIÓN
La fundación el Edén como institución formal creada
para la mitigación de las carencias de que adolece un grupo social vulnerable
(adultos mayores), puede ser considerada a su vez grupo social en sí y
movimiento social desde su accionar humanitario y altruista.
Para ir esbozando un escenario que permita
dilucidar un poco más este asunto, es importante partir de que en las
sociedades, no solo los individuos, miembros de una colectividad, interactúan
entre sino que además lo hacen la amalgama de realidades que los componen, es
decir, no es solo el individuo como miembro de un grupo social el que
interacciona con los demás sino también su manera particular de ser, habitar y
significar el mundo, sus experiencias, sus comprensiones, sus carencias, sus
ideales, entre otros aspectos - teniendo en cuenta, eso sí, que el individuo es
producto del entorno social en que se desenvuelve-. Así, se puede afirmar
entonces que “los grupos sociales son un conjunto de personas inmersas en
interacciones sociales…” (Modulo, pág 132), en las que se generan relaciones de
cooperación y asociación para mitigar los fenómenos sociales que provienen de
la sumatoria de las condiciones del grupo humano y que repercuten en la vida
del individuo. Claro está que en las diferentes comunidades humanas están
presentes muchos otros aspectos como la competencia, el conflicto, etc. Pero el
principio que nos ocupa en esta reflexión es precisamente el de cooperación y
asociación.
Siguiendo la perspectiva Parsoniana de una sociedad
compuesta por una serie de actores que ostentan unos roles específicos y
desarrollan una función determinada, se debe entender a dicha fundación como
una, donde los individuos están insertos
dentro de un sistema determinado, se les acoge, cuida, protege y además se les reconoce como sujetos
funcionales. En este sentido, debemos tener claro también que “las
organizaciones son grupos sociales planeados, diseñados y orientados a
conseguir metas específicas, que se mantienen integradas por normas y
reglamentos específicos” (modulo, pág 143). En este sentido, se puede
visualizar tales fundaciones (el Edén) como organismo o grupo social con roles
establecidos claros, desde la gerencia, la administración, el aseo, la
educación, la recreación, la salud y la función específica, latente, altruista
establecida. Desde el aporte voluntario y las contribuciones externas.
Por medio de
la observación participante en la fundación el Edén consideramos la
comunicación propicia que se desprende del ambiente pertinente en que viven los
ancianos, la estabilidad de la institución como organización sin ánimo de lucro
y los canales internos y externos por medio de los cuales, se reconoce como
grupo formal innovador, estable y en constante progreso; efectivo en su labor
en el medio social en que se encuentra y por el que se da a conocer; medios web
(blog) y contactos directos.
Se puede definir entonces a la fundación el edén como
un grupo social capaz de movilizar en torno a una causa. Una organización real
organizada formalmente, desde una estructura jerárquica establecida, con
elementos comunicativos dados desde la organización informal en sí,
considerando los aspectos psicológicos y afectivos que integran y en última
instancia conforman el sistema total, tomando como referencia las asociaciones
que crean los ancianos con la institución; desde la alteridad, la emoción y los
intereses individuales, familiares, y colectivos.
La interacción es fundamental para el
reconocimiento de las individualidades y de los grupos sociales entre sí, pero
para que ello suceda se debe considerar un aspecto fundamental sin el cual no
habría tal. Para que los grupos sociales puedan establecer lazos, acuerdos,
normas, instituciones y sociedad como tal, es indispensable que medie un
proceso que permita la puesta en común de las múltiples realidades implicadas
en el proceso interactivo, además de establecer con claridad los roles y las
funciones con que se facilite la estructuración de sistemas funcionales,
coherentes y cohesionados. Es así pues como la interacción social en la
fundación el Edén está dado en el trabajo que realiza altruista con los
ancianos como grupo social vulnerable; desde el proceso que efectúa, dinámico, y
a través de una comunicación descendente en la transmisión de información; a
través de la estructura piramidal se interactúa desde los roles gerenciales
hasta los de menor rango, para lograr éxito en las decisiones, acuerdos en las
tareas y para llegar a pactos que respondan a las necesidades de todos los
actores implicados. Una distribución que implica en si un principio de
cooperación dinamismo y a la vez formalismo interno.
De esta manera y atendiendo siempre al principio de
cooperación que rige -junto con algunos otros- el acontecer de las
transacciones humanas, orientadas a garantizar, no solo la perdurabilidad de
las sociedades, sino también, la satisfacción y el desarrollo sostenido y
sostenible de la misma, impera la necesidad de generar códigos, transmitirlos y
tener la certeza de que éstos podrán ser decodificados asertivamente y esto se
hace posible gracias únicamente a la comunicación. Este elemento es de vital
importancia en las interacciones humanas ya que, en primer lugar, sin
comunicación no podrían llevarse a cabo y, en segundo lugar, porque “a través
de la comunicación, la gente recoge información de otros, y se la proporciona a
otros. La información puede determinar que la gente coopere” (Kreps, citado por
Lucas Marín, pág 1).
Para el efecto del tema que nos convoca en esta
reflexión, podríamos tomar el postulado de Kreps y reemplazar el término
“gente” por el de grupos sociales para nuevamente insistir sobre la fundación
el Edén , no solo como grupo social organizado de manera formal que interactúa
entre sí y con los demás, cooperan y comparten un sistema mediador que es la
comunicación, sino también como como grupo informal y movimiento de capacidad
convocatoria y congregación en torno a un tema de interés social como lo son
los fenómenos y las problemáticas de las diversas comunidades humanas, (en este
caso preciso, los adultos mayores en situación de riesgo social) a través del
lenguaje y la comunicación.
Tanto la sociedad como las organizaciones (en todo
caso parte de sistema social) se comunican interna y externamente por medio de
lenguajes formales o informales, institucionales o no institucionalizados… en
fin, una variedad tan amplia como ilimitada son las posibilidades que ofrece el
lenguaje, de esta manera es posible entender que “la comunicación entre las
personas e instituciones es el modo fundamental de la acción social” (lucas
Marín, pág 1.). En el apartado anterior se puede evidenciar además un concepto
clave para entender las instituciones, pues la acción es el fin primordial que
persiguen en sí, de hecho, si nos remitimos a la etimología encontraremos que el
termino acción en el contexto de lo social actúa como complemento inseparable.
Hasta ahora podríamos decir que está claro el papel
fundamental que juega la comunicación no solo en las interacciones humanas,
sino también en la capacidad de congregación y desplazamiento hacia la acción
toda vez que ésta pone en evidencia la necesidad de actuar. Lucas Marín “la comunicación es el proceso que
permite a la gente coordinar sus conductas… la gente mediante las actividades
sociales establece acuerdos mutuos de relaciones aceptables a través de modelos
ritualizados de comunicación con los otros” (Lucas Marín, pág2) y es por ello
que “el desarrollo de las relaciones es, por tanto, la clave para la
coordinación interpersonal, y las comunicaciones humanas son el instrumento que
la gente usa para establecer y mantener unas relaciones efectivas” (Lucas
Marín, pág2.) Tal vez parezca la reafirmación sobre el tema de la comunicación
y las transacciones relacionales de los individuos de una sociedad, sin embargo
encuentro en esta parte del texto que nos muestra un nuevo camino a seguir toda
vez que aparece un concepto estrechamente ligado con el asunto de la
cooperación y es la coordinación.
Finalmente y para concluir esta reflexión es de
suma importancia resaltar el papel de la comunicación en la fundación el Edén,
como el cemento que mantiene unida cada unidad
en la organización, controla y coordina, desde la gerencia y la
administración las decisiones que se toman en los demás departamentos, dando
información y ajustando la organización a los cambios, las trasformaciones y
las necesidades de los ancianos, sus tutores, donantes o contribuyentes. Existe
pues un feedback positivo entre la fundación, los beneficiados, sus familias y
los entes externos que participan de forma activa en la conformación de una
organización con estructura formal e informal de carácter altruista, sin ánimo
de lucro, donde se refleja la interacción social desde la alteridad en cada
estado, y los lazos de afectividad, respeto, compromiso, que forja, mantiene, y
corrobora.